Según la GEM (Global Entrepeneurship Monitor), en Ecuador, el 75.01% de los emprendimientos se concentra en actividades orientadas al consumo, principalmente en sectores como el comercio, el alojamiento y los servicios de comida. Además, las actividades extractivas, como la agricultura y la pesca, representan el 7.53%, mientras que las actividades transformadoras, como la industria y el transporte, abarcan un 13.76% del ecosistema emprendedor. No obstante, apenas el 0.15% de los emprendimientos ofrece productos realmente nuevos a nivel mundial y un 89.9% poseen nula o parcial incorporación de nuevas tecnologías o procesos en sus modelos de negocio.
Por ello, el fomento de la creatividad y la innovación es vital para generar grandes ideas y convertirlas en soluciones rentables. Tal como lo menciona Silvia Noroña, Coordinadora del Laboratorio de Innovación y Emprendimiento InnovaLab, “la creatividad es la capacidad de concebir nuevos enfoques o soluciones originales ante problemas, mientras que la innovación es la implementación efectiva de esas ideas para generar valor con propuestas tangibles”. Por ello, el laboratorio trabaja arduamente en desarrollar prototipos que respondan a ideas creativas de los estudiantes con impacto social.
Gracias a la participación de estudiantes, tesistas y Alumni de las facultades de Negocios Internacionales, Ingeniería Biotecnología e Ingeniería Ambiental, se han desarrollado proyectos que destacan en la institución. Entre ellos, se encuentra un proyecto de innovación alimentaria para el desarrollo sostenible. Aquí, desarrollaron un suplemento energético-proteico, utilizando super alimentos como cacao, lupino y chonta, que se encuentran alineados con el sistema tradicional de chakras de la comunidad Kallari, lo que contribuye al emprendimiento sostenible.
Asimismo, existe un proyecto con enfoque en la agricultura regenerativa enfocado en la preservación del Solanum caripense, planta nativa en riesgo de extinción en la provincia de Pichincha. Al ser reconocida ancestralmente por su uso en prácticas de sanación para el espanto en niños, esta especie ha sido objeto de un proceso de micropropagación in vitro en los laboratorios de la UISEK. Los análisis revelaron una alta susceptibilidad a contaminación fúngica, uno de los factores que amenaza su permanencia en los Andes. Actualmente, InnovaLab trabaja en el diseño de un prototipo replicable que permita rescatar y reintroducir esta especie en su entorno natural.
Por otro lado, estudiantes de Ingeniería Ambiental, desarrollan un proyecto de emprendimiento llamado “Alquimia Verde”, que consiste en la transformación de residuos peligrosos en soluciones, lo que transforma distintos metales tóxicos en hermosos mosaicos, gracias a la vitrificación del vidrio. Este y otros proyectos que se desarrollan en el territorio nacional apuestan por la formación de agentes de cambio, con responsabilidad global y que posean un enfoque de inclusión y sostenibilidad.
Silvia Noroña comparte un mensaje en el mes de la Creatividad y la Innovación, invitando a la ciudadanía a cultivar la curiosidad y creer en la posibilidad de mejorar su entorno. “La creatividad y la innovación se fortalecen a través de la práctica, la formación continua, el trabajo en equipo y el compromiso con los desafíos sociales y ambientales que enfrentamos como país”.