Por: Steven Vinueza, Docente de la Escuela de Computación de la UIDE.
Hace no mucho tiempo atrás, saber inglés era la puerta para conocer un nuevo mundo tanto el profesional, personal entre otros. Posterior, el chino empezó a tomar fuerza para conectarnos al mundo comercial. Pero hoy hay un nuevo «idioma» que, aunque no lo escuchemos como tal, está metido en todo lo que usamos y es sin lugar a duda: la programación. Puede sonar algo técnico, pero en realidad cada vez está más cerca de nosotros. No hace falta ser programador profesional para entender que el mundo digital funciona gracias a líneas de instrucciones que alguien escribió.
Desde la aplicación para traducir un mensaje al instante, el sistema que organiza agendas y calendarios, las aplicaciones de streaming que sugieren series o películas, los sistemas de Internet of Things como Alexa, todo trabaja porque alguien le enseñó a la máquina cómo hacerlo. Uno de los ejemplos que más asombra es precisamente la traducción en tiempo real. Hoy podemos comunicarnos con personas que hablan idiomas que nunca estudiamos. Antes, necesitábamos a un traductor humano; ahora, basta con un celular. Detrás de esa «magia», hay miles de horas de trabajo de gente que desarrolla algoritmos que aprenden de millones de frases y mejoran con cada uso. Pero no todo es traducir. La programación está en cosas mucho más cotidianas: en la música favorita que escuchamos, en las recomendaciones de series o películas, en las compras en línea como el caso de Amazon o Mercado Libre, cómo una tienda maneja su inventario, incluso en la salud, donde los sistemas ayudan a diagnosticar enfermedades o a gestionar citas médicas.
Para el catedrático de la Escuela de Computación de la UIDE, Steven Vinueza, lo mejor es que hoy aprender a programar está al alcance de todos. Hay cursos gratuitos, comunidades que apoyan y herramientas con las que se puede crear cosas útiles desde cero. Y aunque no todos seremos programadores, tener una base de este «idioma» abre muchas puertas, ya sea para entender mejor cómo funciona el mundo o para aportar ideas nuevas. Eso sí, como en todo, es clave usarlo de manera ética. La privacidad y la transparencia deben ser esenciales en lo que se construye. Pero si se hace bien, programar será el idioma que más nos ayude a conectar en los años por venir.