En un país donde apenas uno de cada diez ciudadanos accede a un seguro médico privado, el desafío de transformar el sistema de medicina prepagada se vuelve urgente. Frente a un escenario marcado por costos elevados, procesos lentos y escasa cobertura preventiva, algunas empresas del sector están impulsando un modelo diferente: más ágil, centrado en el paciente y apoyado en tecnología.

El enfoque de eficiencia operativa, por ejemplo, según Gabriel Alcívar ha permitido reducir significativamente los tiempos de respuesta para servicios esenciales. El tiempo promedio de reembolso, que en muchas compañías puede tardar varios días, se ha reducido a tan solo un día y medio en ciertas operadoras, mientras que las autorizaciones para atención ambulatoria demoran apenas cuatro minutos en promedio. Esta agilidad mejora la experiencia del usuario y también reduce errores administrativos y permite un uso más eficiente de los recursos.

“Si no somos eficientes, no podemos controlar los gastos de manera sostenible, y el resultado sería un seguro inaccesible para la mayoría”, señala Gabriel Alcívar, ejecutivo del sector de medicina prepagada en el país. En su visión, la eficiencia no es una meta empresarial, sino una condición necesaria para democratizar el acceso a la salud.

Lejos de desplazar al personal médico o administrativo, la tecnología incluida la inteligencia artificial se ha convertido en una aliada clave. Desde hace más de cinco años, algunas aseguradoras han implementado IA en auditorías médicas, lo que permite revisar tratamientos con mayor precisión, coherencia y velocidad. También se aplica en la evaluación de protocolos clínicos, evitando confusiones sobre coberturas y ayudando a tomar decisiones informadas.

A nivel corporativo, el uso de modelos predictivos permite diseñar planes optimizados según el perfil y uso de cada empresa, lo que a largo plazo representa una ventaja competitiva y un ahorro considerable para los empleadores y sus colaboradores.

El avance no se limita a la eficiencia administrativa. Existen esfuerzos tangibles para impulsar un enfoque verdaderamente preventivo en la gestión de la salud. Nuevos modelos de medicina prepagada incluyen programas que premian a los usuarios que mantienen hábitos saludables, otorgándoles beneficios o costos mensuales reducidos. La lógica es sencilla pero poderosa: menos enfermos, menores costos, mayor sostenibilidad.

Esto ha dado paso al desarrollo de planes diseñados para atender distintos segmentos de la población. Las líneas de «primera capa», por ejemplo, ayudan a cubrir deducibles altos de seguros mayores o internacionales; mientras que los planes de “red cerrada” ofrecen costos más bajos al limitar la atención a una red específica de prestadores. Ambas opciones apuntan a atender una demanda creciente, personas con presupuestos ajustados que necesitan soluciones reales ante emergencias o enfermedades.

Para Alcívar, el cambio no depende únicamente del sector asegurador. “Tenemos que educar al afiliado, trabajar con los médicos, las empresas y todos los actores del sistema. Solo así podemos construir un modelo sostenible”. En su visión, el futuro de la medicina prepagada no está en negar coberturas ni recortar servicios, sino en diseñar un sistema en el que la salud sea verdaderamente accesible y en el que prevenir valga tanto como curar.

El reto es enorme, pero también lo es la oportunidad. Un sistema de salud más preventivo, eficiente y humano no solo es posible, sino necesario para el Ecuador.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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