• “Los animales de compañía no pueden regular su temperatura como nosotros y, cuando su cuerpo supera los 40 °C, el riesgo vital es real”, advierte Raquel Patrón, profesora de Veterinaria en la Universidad Europea de Madrid
  • “La mayoría de los golpes de calor son evitables con medidas básicas de prevención, pero los errores más frecuentes siguen poniéndolos en peligro”

Con las elevadas temperaturas que estamos soportando estos días, el riesgo de golpe de calor en nuestros animales de compañía se incrementa de forma alarmante. A diferencia de los humanos, los animales no sudan, por lo que su sistema para disipar el calor es mucho menos eficiente. “Solo pueden eliminarlo a través del jadeo y eso no siempre es suficiente. Cuando su temperatura corporal supera los 40 grados, hablamos de una emergencia médica que requiere atención inmediata”, explica Raquel Patrón, profesora de Veterinaria de la Universidad Europea de Madrid.

Los signos de alerta deben ser detectados a tiempo para evitar daños irreversibles. Ansiedad, jadeo fuerte, salivación excesiva, incoordinación, debilidad, encías muy rojas, vómitos o diarrea son algunos de los síntomas más comunes. “Si el animal está confuso, no se levanta o parece desorientado, es urgente trasladarlo a una clínica veterinaria. Mientras tanto, es vital bajar su temperatura corporal de forma controlada”, señala Raquel Patrón. Para ello, recomienda humedecer zonas clave como abdomen, axilas o almohadillas, siempre con agua templada y sin aplicar hielo directamente. También puede utilizarse un ventilador, mojar la lengua y ofrecer agua poco a poco si el animal está consciente.

La prevención, sin embargo, sigue siendo la herramienta más eficaz. “Evitar la exposición directa al sol, especialmente en las horas centrales del día, garantizar la ventilación en casa, y limitar el ejercicio, sobre todo el de alta intensidad son medidas esenciales”, insiste. La profesora subraya que un paseo largo al paso, aunque parezca suave, puede desencadenar un golpe de calor si la temperatura ambiente es elevada. Por eso recomienda reservar salidas cortas para primera y última hora del día y dosificar juegos o carreras hasta que baje el termómetro. Además, recuerda que dejar a una mascota dentro de un vehículo, aunque sea por pocos minutos y con las ventanillas bajadas, puede ser fatal: “El interior de un auto puede superar los 50 °C en verano en cuestión de minutos. Ningún animal debería quedarse solo dentro”, advierte la experta.

También existen errores más sutiles que pueden tener consecuencias graves. Dejar al animal en un patio sin sombra, no controlar el ejercicio físico según la temperatura o permitir que un perro salga solo durante temporada de calor son situaciones que aún se repiten. “Especialmente en zonas rurales, algunos animales pueden desorientarse por el calor y cuando regresan ya es demasiado tarde”, señala Patrón.

Aunque los gatos no suelen salir a la calle, no están exentos del riesgo. “Tienden a ocultar el malestar, por lo que es fundamental garantizarles agua abundante, alimentación húmeda, zonas frescas donde descansar y un pelaje bien cepillado. Incluso pueden utilizarse toallas húmedas o cubitos de caldo para mantenerlos hidratados de forma atractiva”, recomienda la profesora de la Universidad Europea.

Ciertas razas y perfiles son especialmente vulnerables: cachorros, animales mayores, con sobrepeso o con enfermedades respiratorias y cardíacas. También las razas braquicéfalas, como bulldogs o carlinos, tienen más dificultades para disipar el calor y requieren cuidados específicos. En cuanto al pelaje, Raquel Patrón recuerda que “cortarlo en exceso puede ser contraproducente, ya que el pelo actúa como aislante térmico y protector solar. En animales de pelo claro y piel blanca, el riesgo de quemaduras aumenta si se elimina esa barrera”.

Durante los meses más calurosos, la hidratación y la alimentación también deben adaptarse. “Ofrecer agua en distintos puntos de la casa, introducir comida húmeda, evitar el pienso seco en las horas centrales y aprovechar la primera y última hora del día para alimentarles son recomendaciones clave”, apunta.

Las consecuencias de un golpe de calor pueden ser severas incluso si el animal sobrevive. Daños en órganos vitales como riñones, hígado o corazón, alteraciones neurológicas, hemorragias internas, complicaciones respiratorias y quemaduras cutáneas son algunas de las posibles secuelas. “Por eso, más que reaccionar, hay que anticiparse. La mayoría de estos casos son evitables si se actúa con responsabilidad”, concluye la experta.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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