En Japón, los abuelos son considerados “tesoros vivientes”. Sin embargo, el ritmo de vida actual amenaza con silenciar los relatos, las recetas, los juegos y los consejos que solían transmitirse de generación en generación. Hoy, más que nunca, necesitamos volver a mirar hacia los mayores, no solo como cuidadores ocasionales, sino como pilares emocionales y culturales de la familia.

Un reciente estudio de la Universidad de Michigan  confirma que el 72 % de los abuelos que ven a sus nietos “casi nunca” se sienten aislados. Además, quienes mantienen este vínculo regular reportan una mejor percepción de su salud mental. Es una evidencia más de que el intercambio intergeneracional también transmite valores, memoria histórica y cultura familiar.

En ese contexto, al sur de la capital existe un espacio que invita a vivir estos lazos de forma auténtica: Ciudad Comercial El Recreo. A través de su campaña Vive Recreo, el Centro Comercial promueve encuentros intergeneracionales con una programación especialmente pensada para abuelitos y nietos. Desde talleres vacacionales y lecturas compartidas hasta juegos y shows culturales, este verano en El Recreo es una oportunidad para transformar el tiempo libre en tiempo de calidad, donde cada experiencia compartida siembra afecto, identidad y conexión familiar.

Además el Ciudad Comercial El Recreo comparte alternativas para mantener escenarios vivos que refuercen tradiciones y nutran la identidad de los más jóvenes con las raíces del pasado.

Cinco actividades que fortalecen el vínculo entre abuelos y nietos

  1. Cocinar juntos recetas familiares: Un platillo típico puede convertirse en una clase de historia. Cocinar juntos transmite técnicas, costumbres y anécdotas de la infancia.

  2. Contar y registrar historias de vida: Una conversación sobre cómo era el barrio, la escuela o las fiestas de antes puede transformarse en un relato para documentar y conservar.

  3. Rescatar juegos tradicionales: Trompo, rayuela, cartas o el yoyo… actividades que estimulan la memoria y permiten compartir risas sin depender de pantallas.

  4. Taller de álbumes familiares o árboles genealógicos: Armar un collage con fotos antiguas y explicar quién es quién refuerza la identidad familiar y la pertenencia.

  5. Lectura compartida de cuentos y leyendas: Leer juntos relatos tradicionales fortalece el lenguaje, la imaginación y mantiene viva la herencia cultural.

Cada una de estas actividades no solo entretiene, sino que también permite reforzar la confianza, transmitir costumbres y construir recuerdos que perduran. El Recreo se convierte así en un punto de encuentro único, donde generaciones se abrazan en torno a experiencias que fortalecen la unión familiar y mantienen viva la esencia de compartir.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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