David González Natal, Socio y Director General para LATAM Norte de LLYC
La inteligencia artificial (IA) ya no es una tendencia emergente, se ha convertido en un agente transformador en el entorno laboral. Más allá de automatizar tareas, la IA generativa y los Large Lenguage Models (LLM) están cambiando la manera en que interactuamos con el talento, alterando no solo lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. A pesar de que 92% de las organizaciones planean aumentar sus inversiones en IA en los próximos tres años[1], muchas aún se limitan a usarla como una herramienta, sin aprovechar su potencial para transformar procesos, enfocar y crear relaciones auténticas. Este es un reto clave para las marcas empleadoras que deben dejar de verla solo como un recurso para la eficiencia y empezar a adoptarla como un modelo de aprendizaje y adaptación que evoluciona con el talento
La IA no solo automatiza tareas, sino que aprende y ajusta constantemente para ser más eficiente y precisa en cada ciclo. Este enfoque iterativo debe ser parte integral de nuestra estrategia de employer branding. En lugar de buscar la perfección desde el inicio, debemos adoptar una mentalidad de evolución constante, aprendiendo de cada interacción y adaptando nuestra propuesta de valor según el feedback del talento. Así como la IA mejora con cada uso, las marcas deben evolucionar con cada conexión, manteniendo una mentalidad «beta» que favorezca la adaptación y el aprendizaje continuo.
En un entorno acelerado, las marcas enfrentan un desafío crucial: adaptarse sin perder su esencia. Si las marcas no aprenden a evolucionar con el talento, corren el riesgo de quedar atrás. La flexibilidad que la IA nos demuestra debe ser adoptada por las empresas para conectar auténticamente con las personas. Sin embargo, la IA también resalta la importancia de contextualizar. Las respuestas de la IA son efectivas precisamente porque se adaptan al contexto, al perfil de la persona que pregunta y su situación. Lo mismo ocurre con el employer branding: cada mensaje debe ser segmentado y adaptado al rol, ubicación, generación y momento de vida del talento.
Otra lección fundamental que la IA nos ofrece es la claridad en la comunicación, lo que en el ámbito de la IA conocemos como «prompt thinking». Así como la IA necesita instrucciones claras y específicas para ofrecer resultados óptimos, las marcas deben ser claras en lo que representan y a quién buscan. La autenticidad y la claridad, sin rodeos ni ambigüedades, deben ser las bases de nuestra comunicación. No podemos ser todo para todos. El talento de hoy exige transparencia y honestidad, por lo que debemos ser directos y auténticos.
En el mismo sentido, la conversacionalidad es otra clave que la IA nos enseña. Lejos de la comunicación unidireccional, la IA permite la interacción continua. Del mismo modo, las marcas deben fomentar el diálogo genuino con el talento, propiciando la interacción, las preguntas y la escucha. Este enfoque no solo enriquece la experiencia, sino que también fortalece la relación con la marca.
La vulnerabilidad es otro valor esencial que la IA nos recuerda. Aunque no es infalible y comete errores, su capacidad para aprender y evolucionar la hace más confiable. Lo mismo pasa con las marcas, cuando muestran que están en constante evolución, que son capaces de mejorar y que no ocultan sus fallos, ganan confianza. La vulnerabilidad, lejos de ser un signo de debilidad, es una cualidad que permite a las marcas conectar de manera genuina con el talento.
La curiosidad también juega un papel fundamental. La IA no solo responde, sino que despierta nuevas preguntas. En el contexto de employer branding, esto se traduce en crear espacios donde los candidatos no solo obtengan respuestas, sino que se sientan inspirados a explorar. En lugar de presionar para que se postulen, las marcas deben despertar la curiosidad por conocer lo que significa trabajar allí. Ofrecer contenido que despierte preguntas y explore la cultura empresarial puede ser más efectivo que una llamada directa a la acción.
Sumado a esto, la IA nos enseña a no seguir un camino lineal preestablecido. Al igual que las interacciones con la IA no siguen una ruta fija, el recorrido del talento con nuestra marca tampoco debe estar predeterminado. Las marcas deben diseñar experiencias flexibles que permitan múltiples puntos de entrada, donde cada candidato pueda explorar y descubrir si encaja en la cultura de la empresa. El proceso de reclutamiento tradicional debe ser reemplazado por una experiencia fluida y adaptable.
La IA ha ganado nuestra confianza no porque sea perfecta, sino porque ofrece valor real. De manera similar, las marcas deben centrarse en resolver problemas concretos para el talento, no solo en describirse a sí mismas. Al proporcionar contenido útil, herramientas de desarrollo y un propósito genuino, las marcas pueden construir autoridad y, lo más importante, confianza.
En conclusión, la inteligencia artificial está transformando el mundo del trabajo, pero el verdadero desafío para las marcas no es solo automatizar procesos, sino hacer que lo que hagan realmente importe. El employer branding del futuro no se trata solo de ser más rápido o eficiente, sino de ser más relevante, cercano y auténtico para quienes buscan formar parte de tu empresa, o ya lo son.
[1] Superagency in the workplace: Empowering people to unlock AI’s full potential. Mckinsey (2025) https://www.mckinsey.com/capabilities/mckinsey-digital/our-insights/superagency-in-the-workplace-empowering-people-to-unlock-ais-full-potential-at-work#