Elegir colegio nuevo parece una tarea simple, pero es una decisión crucial que requiere de una búsqueda y reflexión profundas. Esta elección no solo impacta en el futuro profesional de los hijos, sino también en su desarrollo emocional, social y ético.
“Diversos estudios en neurociencia educativa, como los publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y Harvard Graduate School of Education, demuestran que el entorno escolar debe estimular tanto la cognición como el bienestar emocional del estudiante, estableciendo así una base sólida para el desarrollo y aprendizaje integral del ser humano a largo plazo. Por lo que esta decisión no debe ser tomada a la ligera, inclusive requiere de asesoría especializada”, explica la Dra. Jenny Vinueza, Directora General del Colegio ISM.
En este contexto, a continuación, compartimos una guía práctica para elegir el colegio más adecuado para tus hijos:
- Calidad académica y curricular:
Este es uno de los aspectos más relevantes al elegir un colegio. Para ello es fundamental verificar aspectos como: profesorado con alta formación profesional, así como con amplia experiencia, y metodologías de aprendizaje innovadoras. Un currículo que integre metodologías activas, enfoques interdisciplinarios y programas internacionales como el Bachillerato Internacional (BI) favorece no solo la adquisición de conocimientos, sino el desarrollo de habilidades críticas, pensamiento analítico y sensibilidad global.
- Formación multilingüe:
Según el informe «Languages in a Global World» de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aprender varios idiomas desde edades tempranas mejora la plasticidad cerebral, las habilidades cognitivas y el rendimiento académico general. A esto se suma las ventajas competitivas que genera manejar más de un idioma en el mercado laboral. En este contexto, algunas instituciones integran el inglés y el francés como lenguas de instrucción desde los primeros años escolares, preparando a los estudiantes para destacarse en escenarios académicos y profesionales globales.
- Instalaciones modernas:
La infraestructura también cumple un papel fundamental. Estudios del Banco Mundial y UNICEF destacan que entornos escolares seguros, equipados y estimulantes influyen directamente en el rendimiento estudiantil y en la salud mental de los alumnos. Aulas tecnológicas, espacios verdes, laboratorios de ciencias, bibliotecas interactivas y áreas deportivas de calidad permiten una experiencia educativa más integral y motivadora.
- Reputación y certificaciones:
Existen certificaciones que además avalan la calidad de las instituciones educativas. Por ejemplo, la norma ISO 9001:2015, establece estándares de calidad en la gestión de procesos educativos. Asimismo, modelos europeos como el de la Fundación Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM) avalan el compromiso de mejora continua y excelencia.
- Acompañamiento emocional:
También es clave el acompañamiento emocional. Instituciones que cuentan con un Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) robusto, conforme a la normativa del Ministerio de Educación, pueden brindar apoyo psicosocial, orientación vocacional y seguimiento personalizado. Esto se traduce en estudiantes emocionalmente estables y con mayor capacidad para afrontar los retos académicos y personales.
- Innovación:
En términos de innovación, algunas instituciones ya han comenzado a incorporar herramientas como inteligencia artificial y plataformas digitales para personalizar la enseñanza. Este tipo de iniciativas están alineadas con los marcos de transformación digital educativa impulsados por organismos como la UNESCO y la OCDE, que recomiendan el uso consciente y ético de la tecnología como herramienta pedagógica.
- Sostenibilidad:
Otro valor agregado que algunas escuelas ofrecen es su enfoque en sostenibilidad. Programas ecológicos, certificaciones como «Punto Verde» y campañas de concienciación medioambiental demuestran que formar ciudadanos responsables también pasa por el respeto a la naturaleza.
- Flexibilidad:
Finalmente, la flexibilidad en las modalidades educativas también es una señal de adaptación a las necesidades de las familias modernas. La posibilidad de elegir entre educación presencial, semipresencial o en línea permite una educación inclusiva, sin comprometer la calidad.
Un ejemplo destacable en el Ecuador es el colegio ISM, que integra de forma consistente todos estos criterios: ofrece el programa IB en sus tres niveles, una formación bilingüe desde los primeros años, instalaciones de primer nivel con 3 campus al norte de Quito y una modalidad virtual, certificaciones internacionales en gestión educativa como COGNIA, una clara orientación hacia la sostenibilidad en su cultura y la innovación tecnológica en sus aulas y mallas. Su modelo demuestra cómo es posible articular excelencia académica con bienestar estudiantil y visión de futuro.