Ecuador atraviesa una de las crisis de seguridad más complejas de su historia reciente, con un incremento sostenido de la violencia desde 2018, principalmente atribuida al avance del crimen organizado. Sin embargo, más allá de las cifras, el problema radica en cómo se comprende, analiza y gestiona esta amenaza.
En primer lugar, se evidencia una dificultad para establecer una relación clara entre el crimen organizado y el concepto de seguridad nacional. Además, persiste la ambigüedad sobre si se trata al crimen organizado como un actor con agencia propia o simplemente como un fenómeno social. Finalmente, existen deficiencias notables en la forma en que se integran los cuerpos de seguridad en una estrategia nacional coherente, reconociendo al crimen organizado como una amenaza directa al Estado ecuatoriano.
Este enfoque fragmentado y muchas veces reactivo evidencia la ausencia de una visión político-estratégica sólida. Las decisiones tienden a responder a momentos coyunturales, carentes de análisis profundo o comprensión técnica sobre la naturaleza del conflicto. Esto no solo dificulta la formulación de políticas públicas efectivas, sino que, en muchos casos, agrava la situación de seguridad del país.
El análisis concluye que los marcos doctrinarios y analíticos actualmente utilizados para abordar la violencia y el crimen organizado en Ecuador son obsoletos y requieren con urgencia un rediseño. Sin un diagnóstico riguroso y actualizado, cualquier intento de solución corre el riesgo de convertirse en un nuevo problema, potencialmente más grave que el conflicto original.
El pasado 26 de junio se realizó el lanzamiento del paper sobre: “Visiones estrategicas: crimen organizado, elecciones y seguridad en el Ecuador” fue en el salón de la biblioteca de la Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE, entre los ponentes estuvieron: Diego Perez, Instituto de Altos Estudios Nacionales IAEN; Lester Cabrera, Universidad San Francisco de Quito USFQ; Luis Garcia, Konrand Adenauer Stiftung KAS; Klever Bravo, ESPE.