Durante las vacaciones escolares, niños y niñas disponen de más tiempo libre, y en ese espacio, la tecnología suele ocupar un rol protagónico. Televisión, videojuegos, celulares o tabletas se convierten en recursos inmediatos de entretenimiento; sin embargo, el uso excesivo de pantallas puede afectar el desarrollo físico, social y emocional de los menores, especialmente cuando sustituye el juego, la exploración o la interacción cara a cara.
Según el estudio “El dilema digital: La infancia en una encrucijada” de Qustodio (2024), los niños pasan un promedio de 4 horas al día frente a pantallas fuera del tiempo escolar, el doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Ante este escenario, promover alternativas lúdicas que estimulen la creatividad, el movimiento y la autonomía se vuelve una prioridad para las familias y los entornos educativos.
“El juego libre, las manualidades, la lectura compartida o simplemente salir al parque pueden tener un impacto muy positivo en la forma en la que los niños se relacionan consigo mismos y con su entorno”, explica Rosario Jiménez, Gerente de educación de Innova Schools. A continuación, la especialista ofrece una guía que los padres pueden aplicar con sus hijos en esta temporada.
Beneficios de las actividades lúdicas en casa
Las vacaciones no deben ser sinónimo de inactividad ni de desconexión con el aprendizaje. Lejos de las pantallas, hay múltiples formas de potenciar el desarrollo integral de los niños mediante el juego, la curiosidad y la imaginación.
La experta de Innova Schools explica los beneficios de priorizar actividades lúdicas activas frente al uso excesivo de dispositivos:
- Desarrollo de la motricidad fina y gruesa.
- Fortalecimiento de habilidades socioemocionales y del lenguaje.
- Estimulación del pensamiento creativo y la resolución de problemas.
- Mejora en la atención, la autorregulación emocional y la convivencia familiar.
Cinco opciones para disfrutar de las vacaciones sin pantallas
- Actividades deportivas: correr, trepar, saltar la cuerda, caminatas y visitas a parques.
- Talleres caseros de arte: collage, plastilina, reciclaje creativo, pintura con manos y materiales naturales.
- Lectura recreativa: crear un rincón de lectura en casa, inventar cuentos en familia o dramatizar historias.
- Juegos de roles: jugar a la tienda, al médico, a ser chef o arqueólogo con materiales del hogar.
- Proyectos personales: sembrar una planta, construir un diario ilustrado o preparar una receta saludable.
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Reducir el tiempo frente a las pantallas no implica prohibir, sino abrir posibilidades. Las vacaciones pueden ser una oportunidad para recuperar lo esencial: el juego libre, la convivencia, la exploración sin prisa y el vínculo afectivo. “Apostar por actividades lúdicas es también una forma de educar en libertad, creatividad y salud”, concluye