Aunque muchas personas atribuyen la incomodidad ocular a una supuesta fatiga visual o a alergias estacionales, existe una condición subdiagnosticada que podría ser la verdadera responsable: el síndrome de ojo seco. Esta afección ocular crónica afecta a millones de personas en el mundo y suele confundirse con otros trastornos por sus síntomas similares.
El Dr. Alejandro Lalama, Jefe de Optometría de Óptica Los Andes (OLA), explica que “el ojo seco no es simplemente una molestia pasajera; puede alterar la calidad de vida si no se diagnostica y trata a tiempo. La sequedad ocular severa incluso puede derivar en complicaciones como inflamación crónica o lesiones en la superficie del ojo”.
A propósito del Día Mundial del Ojo Seco, que se conmemora en el mes de julio, se presenta a continuación, información clave para diferenciar esta afección y conocer sus causas, síntomas y tratamiento.
El ojo seco es una enfermedad multifactorial que se produce cuando los ojos no producen suficientes lágrimas o cuando la calidad de las lágrimas no es adecuada. Esto genera inflamación, incomodidad e incluso daños en la superficie ocular. Algunos de los síntomas más frecuentes son:
- Sensación de arenilla o “cuerpo extraño” en los ojos.
- Enrojecimiento ocular y picazón persistente.
- Visión borrosa intermitente, especialmente al final del día.
- Molestia al usar lentes de contacto.
- Lagrimeo excesivo como respuesta compensatoria a la sequedad.
Algunos de los factores que incrementan la probabilidad de adquirir este diagnóstico son el uso prolongado de pantallas digitales —ya sea en el trabajo, el estudio o el entretenimiento— pues reduce el parpadeo natural y favorece la sequedad ocular. A esto se suman los ambientes con aire acondicionado o calefacción, que disminuyen la humedad del aire y resecan la superficie ocular. Los cambios hormonales, especialmente durante el embarazo o la menopausia, también pueden alterar la producción de lágrimas. Algunos medicamentos, como los antihistamínicos o los anticonceptivos orales, tienen efectos secundarios que afectan la lubricación ocular. Incluso ciertas enfermedades autoinmunes, como el síndrome de Sjögren, atacan directamente las glándulas lagrimales. Todos estos factores pueden parecer cotidianos, pero su impacto acumulativo convierte al ojo seco en una condición cada vez más común y relevante.
¿Por qué se confunde con fatiga o alergias?
El ojo seco comparte síntomas como picazón, irritación, enrojecimiento o lagrimeo con condiciones más comunes. Esto provoca que muchas personas se automediquen con gotas antiinflamatorias o antialérgicas, sin resultados duraderos.
“Como expertos, siempre recomendamos que en caso de tener los síntomas característicos del ojo seco es importante acudir al oftalmólogo. Solo sabiendo exactamente qué tipo de ojo seco es y qué factores provocan la sintomatología, podremos encontrar el mejor tratamiento”, señala el Dr. Lalama de Óptica Los Andes. Así mismo, el experto brinda algunos consejos para cuidar los ojos y prevenir el síndrome de ojo seco:
- Descansa la vista con la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mira un objeto a 20 pies durante 20 segundos.
- Humidifica los ambientes: especialmente si usas aire acondicionado.
- Evita el uso excesivo de pantallas sin pausas visuales.
- Utiliza lágrimas artificiales recomendadas por un especialista.
- Mantén una alimentación rica en Omega-3, vitamina A y antioxidantes.
Un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia en la salud visual y en la calidad de vida de las personas es por eso que realizarse chequeos visuales preventivos es fundamental para cuidar de la salud visual y actuar de manera oportuna en caso de detectar una patología.