El arte es un fenómeno social que va más allá de los medios de producción; se inserta en una categoría de experiencia colectiva. En este contexto, el tatuaje ha evolucionado de ser asociado con la marginación a convertirse en una señal de identidad y una manifestación artística en Occidente.
Durante décadas, el tatuaje fue regulado en varios países, y numerosos artistas adoptaron esta práctica como medio de expresión, convirtiendo la actividad de tatuar en una industria en crecimiento. Hoy en día, el tatuaje se considera arte debido a su inserción en esta categoría de experiencia, apreciando la destreza y la intención del aplicador en cada obra.
Detrás de cada tatuaje se encuentra una historia personal, una experiencia que deja una marca en la vida de quien lo lleva. A lo largo de milenios, el arte del tatuaje ha dejado una huella en la historia de la humanidad, con una carga simbólica que trasciende lo estético.
En el tatuaje profesional/artístico, se destacan la experiencia del tatuador, la excelencia en el resultado final, la durabilidad del diseño, la formación del artista y la intención detrás de cada obra. Un verdadero artista del tatuaje no solo se especializa en estilos, sino que domina el arte del dibujo y ofrece una experiencia única a sus clientes.
Para Patricio Alejandro Nardi, artista del tatuaje ecuatoriano, este arte se ha convertido en el epicentro de su vida llegando al punto de estar entrelazado con cada faceta tanto personal como laboral.
“El tatuaje no solamente es mi profesión sino un medio de expresión que me permite establecer conexiones profundas con las personas y me convierto, de alguna manera, en parte de sus vidas”, comenta el artista.
A pesar de ser una forma legítima de expresión artística, en Ecuador el tatuaje ha sido estigmatizado en algunos contextos sociales y culturales, asociándolo con actividades delictivas. En los últimos meses, se han observado casos donde personas que llevaban en su piel motivos como tigres o lobos, sin ningún vínculo con bandas delictivas, se han visto afectadas por esta asociación. Por ello, es crucial reconocer que el arte del tatuaje ha ganado difusión en los últimos años y no debe ser criminalizado injustamente.
Actualmente, el tatuaje se ha venido integrando de manera natural en la sociedad, aunque persisten entornos donde no se lo reconoce plenamente como una forma legítima de expresión artística, la percepción ha evolucionado favorablemente y el tatuaje es cada vez más aceptado como una forma de arte.
Dentro de su trayectoria de más de 15 años como artista del tatuaje, Patricio Nardi ha destacado en varios lugares: “He tenido el privilegio de trabajar como artista invitado en diversos países como México, España y Estados Unidos. Además, he realizado colaboraciones como embajador para varias marcas, tanto nacionales como internacionales, lo que me ha consolidado como un referente en el mundo del arte y la moda. En 2022, llevé a cabo un performance en la Capilla del Hombre, llevando el arte del tatuaje a un contexto museístico de la mano de la Fundación Guayasamín”.
El artista ecuatoriano conmemorará los 10 años de su estudio en Quito, junto con su clientela más cercana y comenta sobre sus planes y anhelos para este 2024: “Este año he sido invitado a tatuar en París y Barcelona, estoy emocionado y agradecido de tener la oportunidad y seguir demostrando el talento que existe en mi país”.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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