La Amazonía ecuatoriana, crucial para la conservación de la biodiversidad, ha sufrido graves impactos por la explotación petrolera desde los años 70, con más de 400 mil barriles de crudo derramados hasta 2015, principalmente en la cuenca del río Napo. Esta actividad ha contaminado ríos, estuarios y zonas protegidas como el Parque Nacional Yasuní y la Reserva Biológica Limoncocha, afectando biodiversidad y ecosistemas, y perjudicando socioeconómica y sanitariamente a más de 40 mil personas que dependen de estas aguas, afectando principalmente a comunidades indígenas Kichwa, Cofán, Waorani y Ai’cofan.
Un estudio, del que fue parte la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), detallado en las cuencas de los ríos Aguarico y Napo ha evaluado la presencia de contaminantes a través de muestras de sedimentos en los cursos de agua dulce de 24 localidades. Los investigadores analizaron aspectos como las características químicas, la conductividad, el pH y los niveles de hidrocarburos en el agua y los sedimentos.
Las muestras revelaron variaciones en las concentraciones de Hidrocarburos Totales de Petróleo (TPH) e Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (PAH) en la mayoría de las muestras tomadas en estos ríos. Uno de los aportes novedosos de este trabajo fue estudiar componentes de PAH que permiten evaluar la antigüedad de los derrames de petróleo (relación Pristano/Fitano). Este análisis sugiere que los derrames han ido afectando a diferentes localidades en diferentes momentos. Existen pruebas de que los derrames han alcanzado lugares que no se creían afectados, incluyendo reservas naturales protegidas.
Por otro lado, sorprendentemente, se encontró que la diversidad bacteriana incrementaba cuando las concentraciones de PAH en las muestras examinadas aumentaba. Esta relación estaría indicando que las comunidades bacterianas que existen en los sedimentos de estos ríos estarían acostumbradas a la contaminación por hidrocarburos. Este fenómeno podría ser fundamental para estrategias de biorremediación, utilizando bacterias para descomponer los contaminantes.
La persistencia y toxicidad de los PAH son preocupantes debido a su capacidad para acumularse en la cadena alimenticia y potenciar el riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo el cáncer. En las provincias afectadas de Orellana y Sucumbíos, se ha notado un incremento en casos de leucemia entre niños de 0 a 4 años, con una tasa tres veces más alta que la media nacional. También hay signos de una relación directa entre la contaminación por hidrocarburos y la anemia en hombres adultos.
Este estudio resalta la contaminación generalizada por hidrocarburos en los sedimentos de los ríos, incluso en áreas donde no se anticipaba tal presencia. Los derrames recientes, como el ocurrido en 2020 en los ríos Napo y Coca, han agudizado la crisis ecológica y humanitaria, afectando sobre todo a las comunidades indígenas.
Referencia:
Corral-García LS., Molina MC., Bautista LF., Simarro R., Espinosa CI., Gorines-Cordero G., González-Benítez N. (2024) Bacterial Diversity in Old Hydrocarbon Polluted Sediments of Ecuadorian Amazon River Basins. Toxics, 12(2).
Redacción
Javier Vázquez Fernández, Mgs.
Investigador
Carlos Iván Espinoza, Ph.D.
Docente del Departamento de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UTPL.