Por: Karolina Pilewska, Mgtr. Docente de psicología UIDE Guayaquil

El Día del Padre suele ser una ocasión para celebrar y honrar a quienes ejercen este rol. Sin embargo, para muchos hombres, esta fecha también puede ser un recordatorio silencioso de presiones invisibles. En 2025, ser padre implica navegar múltiples crisis superpuestas: incertidumbre económica, cambios en los roles de género y nuevas expectativas sociales sobre la paternidad emocionalmente presente. Aunque los modelos familiares han evolucionado, persiste la idea de que el padre debe ser el principal sostén económico. En tiempos de inflación, desempleo o ingresos inestables, esta carga se vuelve una fuente importante de ansiedad.

Muchos padres experimentan un fuerte sentido de fracaso si no pueden cumplir con las expectativas económicas, lo que puede afectar su autoestima, su relación con la pareja y su vínculo con los hijos. Históricamente, a los hombres se les ha enseñado a suprimir sus emociones, lo que dificulta el reconocimiento y la búsqueda de ayuda ante síntomas de ansiedad, depresión o burnout.

Estudios recientes muestran que los padres están entre los grupos más vulnerables al estrés crónico, especialmente aquellos que intentan equilibrar múltiples responsabilidades sin redes de apoyo adecuadas. Además del rol económico, hoy se espera que los padres sean afectivos, disponibles, pacientes y emocionalmente inteligentes. Esta transformación positiva puede, sin embargo, generar culpa o inseguridad en quienes no tuvieron modelos paternos afectivos o carecen de herramientas emocionales desarrolladas. En muchos casos, la presión interna por “ser un mejor padre” puede desencadenar crisis personales profundas.

¿Cómo apoyar a los padres hoy?

  • Normalizar el pedir ayuda. La salud mental no es una debilidad. Acceder a terapia o espacios de apoyo emocional debe ser una opción validada y visible.
  • Revisar las narrativas familiares. Acompañar a los padres en la construcción de una paternidad propia, libre de estereotipos dañinos.
  • Fomentar redes de apoyo entre padres. Grupos de conversación, talleres o espacios comunitarios donde puedan compartir experiencias y estrategias.
  • Animar la participación en un grupo de fútbol o baloncesto para integrarse con otros padres.
  • Educar sobre corresponsabilidad. El cuidado y la provisión deben ser compartidos; desarmar el mito del “padre superhéroe” es parte del camino hacia la salud mental.

Este Día del Padre, celebremos a los hombres que crían no solo con trabajo y presencia física, sino también con su esfuerzo por sanar, evolucionar y estar emocionalmente disponibles. Y brindemos apoyo a quienes están atravesando su paternidad desde la vulnerabilidad, el esfuerzo y el deseo de hacerlo mejor.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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