Durante la etapa de lactancia, la nutrición de la madre cumple un rol fundamental tanto en su bienestar como en la calidad de la leche que produce. Aunque la leche materna contiene todo lo que el bebé necesita para crecer sano durante los primeros meses de vida, su composición puede variar de acuerdo con los nutrientes que la madre recibe a través de su dieta diaria.

Una alimentación equilibrada no solo favorece la producción de leche, sino que también ayuda a la madre a recuperarse del parto, mantener su energía y prevenir deficiencias nutricionales. Por eso, la lactancia no puede entenderse de forma aislada: lo que come mamá, lo recibe el bebé.

En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se conmemora del 1 al 7 de agosto, especialistas en salud materno-infantil recuerdan que apoyar la lactancia también implica cuidar la alimentación y el entorno físico y emocional de quien la sostiene.

En Ecuador, según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), el 84,6% de los recién nacidos recibe lactancia materna en la primera hora de vida. Sin embargo, apenas el 38,8% de los niños mantiene lactancia exclusiva hasta los seis meses, en parte por la falta de información, apoyo y acompañamiento profesional.

La alimentación en la lactancia es tan importante como lo es durante el embarazo. La madre necesita reponer nutrientes, producir leche y, al mismo tiempo, cuidar su propia salud física y mental, una dieta variada, con fuentes de proteínas, grasas buenas, carbohidratos complejos y una buena hidratación, marca la diferencia para ambos: madre e hijo”. señala el Lcdo. Byron Espinoza, Nutricionista de Clínica Internacional

¿Qué necesita una madre lactante en su dieta diaria?

La producción de leche materna incrementa las necesidades energéticas de la madre en alrededor de 400 a 500 calorías adicionales al día. No se trata de comer más, sino de comer mejor:

  • Proteínas de alta calidad, como legumbres, huevos, carnes magras, pescado o tofu, para favorecer la regeneración celular.
  • Frutas y verduras frescas, que aportan fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales esenciales.
  • Grasas saludables, presentes en el aguacate, frutos secos, semillas o aceites vegetales, claves para el desarrollo cerebral del bebé.
  • Cereales integrales y carbohidratos complejos, como arroz integral, avena, quinua y pan integral.
  • Fuentes de calcio, como leche, yogur, quesos o alternativas vegetales fortificadas, para proteger la salud ósea materna.
  • Agua en abundancia, ya que una buena hidratación es esencial para una producción de leche constante.

Lo que debe evitarse (y lo que no tanto)

Al contrario de lo que sugieren algunos mitos, la mayoría de los alimentos no alteran negativamente la leche materna. A menos que se observe una reacción específica en el bebé, no hay necesidad de eliminar verduras como el brócoli o legumbres como las lentejas.

Sí se recomienda evitar el alcohol, limitar la cafeína a un consumo moderado, y tener precaución con pescados con alto contenido de mercurio. Para el Nutricionista de Clínica Internacional, también es importante no seguir dietas restrictivas sin supervisión médica ni recurrir a suplementos “naturales” sin indicación profesional.

La lactancia materna es una herramienta poderosa para prevenir enfermedades y favorecer el desarrollo saludable del bebé. Pero su éxito depende también del estado nutricional y emocional de la madre. Garantizarle un entorno que le permita alimentarse bien, descansar y recibir apoyo —familiar y profesional— es clave para sostener este proceso.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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