Por: Kruzkaya Ordóñez González, Ph.D.

En la actualidad, las alertas sobre la urgencia de proteger las fuentes de agua se han encendido. Diversos estudios señalan que, de no actuar con prontitud, la población mundial se enfrentaría a graves consecuencias irreversibles. La Organización Meteorológica Mundial (OMM), ya en octubre de 2021, advirtió sobre la preocupante situación global del agua, haciendo un llamado a la conciencia ante lo que describió como una inminente crisis. Así lo indicó Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), una de las entidades impulsoras de la iniciativa.

“El agua no viene del grifo” es el lema que da nombre a la campaña de comunicación que sintetiza el espíritu de un proyecto interdisciplinario. Liderado por el Grupo de Investigación Comunicación, Poder y Ciudadanía de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), el proyecto cuenta con la dirección de la docente e investigadora Catalina Mier Sanmartín.

Mier comenta que el proyecto, denominado Puesta en Valor de las Áreas de Conservación Municipal y Uso Sostenible, nace de una necesidad urgente por concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de estas áreas y su relación directa con el recurso hídrico que consumimos a diario.

“El proyecto, en sí, tiene como objetivo difundir y transferir conocimiento sobre las áreas de conservación municipal y uso sostenible”, explicó Mier. Durante una entrevista concedida en el Cerro del Carmen, sitio donde operan entidades de conservación como FORAGUA y el Área de Conservación Municipal y Uso Sostenible (ACMUS), la investigadora recalcó: “Las áreas de conservación son fundamentales porque están relacionadas directamente con el recurso hídrico que nosotros luego vamos a recibir en nuestra casa”.

Esta propuesta se desarrolló de manera articulada por tres grupos de investigación del Departamento de Comunicación de la UTPL: Comunicación, Poder y Ciudadanía en Red; Comunicación y Cultura Audiovisual; y Comunicación Estratégica y Marketing, junto con el Observatorio de Comunicación UTPL. La iniciativa surgió a partir del interés de la Fundación Naturaleza y Cultura Internacional por establecer vínculos con la academia (UTPL), FORAGUA y la oficina de ACMUS, con quienes impulsaron acciones comunicacionales orientadas a visibilizar el trabajo realizado tanto en las zonas de conservación como en las comunidades involucradas.

El 56% de la población respondió que el agua venía de las plantas de tratamiento o del grifo, y no de la naturaleza”, Catalina Mier, docente de la carrera de Comunicación de la UTPL

La urgencia de la conservación hídrica

Durante el recorrido realizado en la fase preliminar de la investigación, se identificó un problema tangible: el cuidado de las microcuencas y el impacto negativo que sufren si no se las protege adecuadamente. En el último año, la ciudad de Loja, territorio seleccionado para ejecutar el proyecto piloto, atravesó una alarmante crisis hídrica que puso en evidencia la fragilidad de su sistema de abastecimiento. Por un lado, las re- presas redujeron sus niveles al mínimo, llevando a muchas zonas al borde del racionamiento. Esta emergencia visibilizó la importancia crucial de los ecosistemas naturales que nutren las fuentes de agua de la ciudad.

“La ciudad enfrentaba problemas con el suministro de energía eléctrica e iba a empezar a experimentar escasez de agua”, recordó Mier. Fue en ese momento cuando el proyecto adquirió mayor urgencia y la campaña cobró aún más pertinencia. Cabe destacar, por ejemplo, la articulación entre la UTPL, Naturaleza y Cultura Internacional, el Municipio de Loja y la Fundación Ecolíderes en el Festival de Arte 2024. A través del Yakuñan (Camino del agua), esta colaboración permitió sensibilizar a la población sobre las ACMUS, su flora, fauna y las consecuencias del cambio climático.

Diagnóstico y estrategia de comunicación

La campaña inició con una etapa de diagnóstico cuyo principal insumo fue una encuesta previa. Este estudio reveló un dato inquietante: el 69% de la población del cantón Loja desconoce la importancia de las áreas de conservación. Aún más llamativo resultó que “el 56 % de la población respondió que el agua venía de las plantas de tratamiento o del grifo, y no de la naturaleza”, afirmó Mier.

Estos hallazgos ratifican la escasa conexión que gran parte de la ciudadanía mantiene con la naturaleza, así como el desconocimiento de su papel fundamental como fuente de vida y recursos esenciales. Es fundamental que esta percepción se posicione en el pensamiento colectivo.

Con los resultados del diagnóstico como base, se puso en marcha el trabajo. En primer lugar, se procedió a la creación de una identidad gráfica poderosa, cuyo logo combina un grifo con elementos naturales propios de la flora y fauna local: la cascarilla, osos, ranas, aves e incluso el icónico parque eólico de Loja. Este diseño simboliza la conexión entre la naturaleza y el consumo humano, integrándose posteriormente en todas las acciones de la campaña para concienciar sobre el recurso hídrico y su uso responsable.

El contenido audiovisual desarrollado para la campaña se difundió ampliamente bajo el hashtag #AguaesLoja a través de plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y YouTube. “La campaña se llama ‘El agua no viene del grifo, viene de la naturaleza’ y así nos encuentran en redes sociales”, señaló Mier.

Se han creado diversos materiales de comunicación, como reels y videos, para concienciar sobre la situación hídrica en la provincia de Loja, los cuales fueron presentados en eventos relevantes.

Desafíos y soluciones en el campo

El trabajo de campo reveló una preocupante realidad, como la sequía nunca antes vista en la quebrada de Imbana, una fuente de agua crucial, lo que anticipa una crisis que amenaza la biodiversidad local, incluyendo especies como el oso de anteojos.

En Loja, las Áreas de Conservación y Manejo (ACMUS) resguardan 72 fuentes de agua. Además, se han establecido importantes reservas para proteger los recursos hídricos, como el Área de Protección Hídrica El Verdúm (8.096 ha) y la recientemente delimitada San Pedro de La Bendita – Zambi – Guayquichuma, que añade más de 11.562 hectáreas de superficie protegida en el cantón Catamayo.

Uno de los puntos emblemáticos relacionados con el proyecto es El Madrigal, una reserva próxima al Parque Nacional Podocarpus, a pocos kilómetros de la ciudad. Allí, durante años se ha trabajado en la reforestación, enfocándose en especies nativas.

Cabe señalar que, en un periodo previo, esta reforestación se realizaba con prácticas erró- neas, como la siembra de pinos, lo cual afecta gravemente los suelos. Según explica Catalina Mier: “El pino crea una capa en el suelo que impide que el agua permee. Un ejemplo de ello se observa en Loja, donde existen diferentes lugares con plantaciones de pino que generan terrenos desérticos debajo de ellos”.

Por esta razón, Mier enfatiza la necesidad de contar con planes que aseguren la protección.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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