El corazón, ese motor incansable que late más de 100 mil veces al día, suele relacionarse con problemas de salud en la adultez avanzada. Sin embargo, cada vez más investigaciones evidencian riesgos cardiovasculares en jóvenes menores de 30 años. En Ecuador, según datos del Ministerio de Salud Pública, las enfermedades cardíacas concentran cerca de una cuarta parte de las muertes registradas en el país. Este panorama se agrava por el aumento de diagnósticos en población joven con hipertensión, colesterol elevado o arritmias, muchas veces sin detección temprana debido a la falsa creencia de que “el corazón no se enferma en la juventud”.

A escala global, la realidad tampoco es alentadora: los trastornos cardiovasculares, junto con los accidentes cerebrovasculares, son responsables de alrededor de 18 millones de muertes anuales, lo que representa casi un tercio de los decesos en el mundo, según estimaciones de organismos internacionales de salud.

En el marco del Día Mundial del Corazón, es vital desmontar el mito de que los trastornos cardíacos sólo afectan a personas mayores. Incluso antes de los 30 años, los jóvenes pueden enfrentar riesgos serios —como hipertensión, colesterol elevado o arritmias—, en gran medida invisibilizados por la falsa creencia de estar en plena salud.

La enfermedad cardiovascular no distingue edades. Lo que hagamos —o dejemos de hacer— en nuestros 20 años puede marcar la diferencia en cómo envejece nuestro corazón. Adoptar hábitos saludables a temprana edad es la inversión más valiosa en salud que podemos hacer”, explica el Dr. Esteban Avilés, Director Médico de equipos de  Clínica Internacional

Factores de riesgo invisibles en jóvenes

Aunque muchos jóvenes se sienten sanos, existen riesgos silenciosos que pueden afectar al corazón antes de los 30:

  • Alimentación poco balanceada: exceso de azúcares y grasas saturadas favorece el sobrepeso y la diabetes temprana.
  • Sedentarismo: la inactividad física reduce la capacidad cardiovascular y aumenta el riesgo de hipertensión.
  • Estrés crónico: el ritmo acelerado de vida, la presión académica y laboral generan un desgaste silencioso en el sistema cardiovascular.
  • Consumo de alcohol, tabaco y vapes: hábitos cada vez más frecuentes en jóvenes que afectan directamente la salud del corazón y aumentan el riesgo de desarrollar hipertensión y enfermedades coronarias a temprana edad.
  • Antecedentes familiares: predisposición genética que puede adelantar la aparición de enfermedades cardíacas.

Acciones preventivas desde la juventud

La prevención depende en gran medida de nuestras decisiones. Es común que los jóvenes piensen que las enfermedades cardíacas son un problema exclusivo de la adultez, pero los hábitos saludables adquiridos desde temprano reducen significativamente el riesgo a futuroz, la evidencia demuestra lo contrario. “Las enfermedades cardiovasculares son prevenibles en más del 80% de los casos si se adoptan hábitos de vida saludables desde temprana edad. La juventud es la mejor etapa para establecer rutinas que fortalezcan al corazón y reduzcan el riesgo futuro de hipertensión o infartos”, comenta el experto de Clínica Internacional

Cuidar al corazón desde los primeros años de vida adulta no solo reduce el riesgo de enfermedades graves en el futuro, sino que también mejora la calidad de vida en el presente: mayor energía, mejor rendimiento académico y laboral, y una salud integral más sólida.

  • Realizar actividad física al menos 150 minutos por semana.
  • Mantener una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, granos integrales y baja en ultraprocesados.
  • Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol.
  • Controlar periódicamente la presión arterial, colesterol y glucosa, con chequeos desde los 18, al menos una vez al año, incluso sin síntomas.
  • Priorizar el descanso adecuado y técnicas de manejo del estrés como la meditación, mindfulness o el yoga.

La juventud no es un blindaje contra los problemas cardíacos. Por el contrario, es la etapa clave para construir un estilo de vida que proteja este órgano vital. La verdadera fortaleza del corazón no depende de la edad, sino de las decisiones que tomamos cada día para mantenerlo sano y fuerte.

Por Yazmín Bustán

Feminista. Trabajando en visibilizar el trabajo que hacemos las mujeres,

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